SURCO ABIERTO (Alción Editora 2016)
Un surco, una grieta, el borde son el modo de mirar que nos propone Liliana sumándonos al recorrido de sus manos, desde siempre acostumbradas a hundirse en la tierra para hacer crecer la semilla.
Por ese camino nos invita y nos conduce; por
ese tajo que es capaz de fundir en un mismo verso la tierra con la piel, la
música del viento y los cuerpos.
Por esos parajes por donde sus manos no solo escriben, también acarician.
Sin embargo, la mirada ya no es la misma, nos dice.
Me dice.
Y lo supe al dejarme caer por sus versos. Caída
vertical, como la de los pájaros que
caen cada tarde junto al limonero. Caer sin importar el punto, solo caer.
Detenida en algún último pensamiento, alzo
los ojos por sobre estas palabras. Mi mirada ya no es la misma.
Surco, grieta, el borde.
Vale la pena hundirse en estos versos para
regresar con la experiencia intensa de quien pudo estar, por unos instantes, en
aquel otro lado.
María Claudia Otsubo
Algunos de los poemas de Surco Abierto:
Limonero
Cae la tarde
en los pájaros
la rana anuncia
una noche larga
de vos.
Como una gota de rocío
en tu gramilla
espera en la mañana
esos pies descalzos de tiempo.
Huelo el aroma
de tu ausencia,
sin tiempo ahora
instante apenas
te adueñas del suspiro
en esta primavera
con pájaros que caen
cada tarde junto
al limonero.
Niño Sauce
Niño Sauce eres,
con tus ramas sosteniendo el nido
en ese río tan cerca tan lejos.
–lo tocas, se escapa–
Lo aprietas en los ojos.
Es tiempo:
de dejar correr el río,
de enraizar
del otro lado.
Del monte III
Te recorro y te recorro
senderos y más senderos.
Ya he pasado por aquí
una y mil veces.
A veces unas flores
a veces otras
a veces invierno, otras primavera
a veces,
en el otoño
te comprendo.
Otoño
Nací árbol
y sentí irte
en el otoño
y dejé
caer mis hojas.
La grieta
Esa grieta en la mano
¿es acaso el surco de la vida?
o ¿ la vida apenas
ese surco sembrado?
para florecer
cada primavera.
Hermosos poemas, Lili.
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