Mientras Aletea se ha publicado en el Mono armado ediciones en el año 2019.
En su contratapa acompañan palabras del poeta Eduardo Espósito.
Decía Ivonne Bordelois que existe una razón más que válida, para que los poetas
no tengan reparo ni timidez de índole alguna, en mostrarse tal cual son a través de
la palabra escrita. Ivonne conocía a Alejandra Pizarnik de primera mano. Era pues
para ella todo un desafío arriesgar el nacimiento de un poema, lanzarlo a la existencia,
frente a tamaño espejo. Pero, justamente, ahí radicaba la validez de sus propios hallazgos:
"Nadie" -afirmaba- "puede decir mi mundo, ese es mí lugar".
Esto es precisamente lo que me evoca lo esplendoroso de los versos que Liliana Mainardi
saca a la luz en este nuevo poemario. La magia de un escenario que sólo ella puede transmitir.
La inmanencia de la palabra propia, desplegando a la vez un paisaje interior riquísimo, con
multiplicidad de aves, alas y plumajes de la zona que le ha tocado en suerte detallar y el decantar
de cada poema en el preciado universo donde lo doméstico y lo universal se besan; acaso algo
que muchos citadinos nos perdemos en la tirana vorágine de nuestra cotidianidad.
Eduardo Espósito
Mientras Aletea tiene cuatro capítulos:
ALETEOS
REVELACIONES
EPISODIOS
CIUDAD CANÍBAL
Del Capítulo Aleteos
III
La poesía aletea en la ventana
ataca con su dulce melodía
es la intemperie de la luz
de ese momento indecible.
IV
¿Hay mayor silencio
que después de la lluvia?
los pájaros lo oyen,
la fiesta se expande
en todo el monte.
Del capítulo Revelaciones:
Fondo
Cuenta mi madre
que en monte
tres veces el fuego
devoró su casa.
Los veo;
de espalda en las calles de arena
con sus bolsas
sus gallinas
y su perro.
Caminan
como quien sale
como quien se va
sin despedirse.
El campo
El campo quemado
los restos
apenas tapera
y en el centro del patio
el aljibe
como único
sobreviviente.
La cocina
La cocina de barro como un cuenco
resplandecía en las tardes,
los choclos asados y el charqui
en un ritual del tiempo.
Siempre el humo
y el hueco de la cocina
conteniéndolo todo.
Casa de infancia
Retazos de infancia se asoman
azares de naranjo en el aire.
Cierro los ojos
y me dejo llevar.
El fondo de la casa se vendió
ya no me animé a pasar,
por temor
a que el naranjo
quedara bajo los cimientos
de la memoria.
De vez en cuando la lluvia
regresa a los días de la ventana
siempre es un recuerdo húmedo al que llego:
olor a humo
a torta frita
y la idea de estar
todos amontonados
mirando la lluvia.
¿Acaso es la espera la certidumbre?
Nacimiento
Ya la nieve derritió tu vestido
de princesa araucana
de hechicera de volcanes.
Nace un nuevo sol
en cada huella.
Tu voz de ave sobrevuela el lago.
Del capítulo Ciudad caníbal:
Lo no escrito
Lo no escrito
es una esquina cualquiera
donde la pila de basura
rebalsa el paisaje,
alguien revuelve fragmentos
de infancias olvidadas
botellas sin mensaje
derivas de palabras,
la imagen se traga
al poema.
II
Cae una bomba en mí cocina.
Las miradas se congelan
en el instante de sorpresa:
Alicia revuelve la olla
Simón pinta dibujos en la mesa
Paulita juega con su peluche
y yo maldigo este tren,
maldigo llegar tarde a mis escombros.
III
Caen bombas
en el huerto de mi patio
caen bombas
en el patio de mi escuela
caen bombas
en los vivos y en los muertos.
Caen, como sombras
ya mis ojos estallan.
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